Sonntag, 24. Januar 2016

Correción de la narración-¿Quién no conoce la historia de Robinsón Crusoe? (1h)

Abrí los ojos. Al principio no vi nada además de Plaza blanca sin fin. Me enderecé y pude ver el agua enfrente de mí. Algunos metros más lejos estaban tumbados mis amigos. El sol estaba quemando la piel y noté que tenía mucha sed.
De repente mi amiga vino gritando: "Estamos solos aquí, en esta isla no haz nada ni nadie." Poco a poco empezaba a acordarme. Habíamos hecho un tour en barco. Había viajado con cinco amigos y el último día habíamos decidido aquilar un barco para pasar unas horas en el mar. El aquilador nos había recomendado que no nos acercáramos a las playas porque allí había arrecifes muy peligrosos. Sin Embargo, Daniel nos había convencido. Costara lo que costara, él quería sonder la isla. No puedo acordarme por qué, pero nuestro barco se estropeó y no me acuerdo de qué pasó después.


Cuando me había calmado, intenté sosegar también a mi amiga. Nos sentamos todos a la sombra de unas palmeras y pensamos en qué podíamos  hacer. Despúes de nuestra conversación supimos que  no había esperanza. Noté que todavía tenía sed y por eso aconsejé ir a buscar agua y alimentos.

Algunas horas después no habíamos encontrado mucho, pero era suficiente para unas horas.

Decidimos buscar madera para construir una balsa. Usamos nuestros cinturones para liar la madera.

Poco a poco se hacía de noche y decidimos hacer una hoguera para no tener frío. Daniel encontró cerillas en su bolso. No durmimos mucho en aquella noche. Los ruidos de la naturaleza y el miedo nos mantenían despiertos.

Al día siguiente, intentamos la balsa. Nos sentamos de uno en uno en la balsa y rapidamente notamos que no funcionaría. Pesamos demasiado y la balsa se hundió. No teníamos la oportunidad de agrandar la balsa porque no teníamos más cinturones.

Daniel aconsejó explorar otra vez la isla. Seguimos sus pasos a la jungla. Estábamos paseando  por la isla ya unas horas cuando de repente oímos unas voces. Cuando salimos de la jungla nos encontramos en un campo de tenis. No podíamos creerlo. Un hotel con piscina se levantaba enfrente de nosotros .

En una isla absolutamente desierta nunca habíamos estado. Bebimos algunas cervezas en el bar del hotel y llamamos a nuestros padres para decirles que todo estaba bien.

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