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Escenario de guerra- Andrea Jeftanovic

La necesidad de dar importancia y significado a las experencias traumáticas, historicás y personales todavía es muy frecuente en la literatura chilena.

Aún así es en la novela “Escenario de guerra” (Alfaguara, Santiago, 2000) de la autora Andrea Jeftanovic.

Andrea Jeftanovic (Santiago de Chile, 1970) es narradora, ensayista y docente. Es autora de las novelas Escenario de guerra, Geografía de la lengua y del volumen de cuentos No aceptes caramelos de extraños. Sus relatos han formado parte de diversas antologías nacionales y extranjeras. Por su novela Escenario de guerra ha recibido la mención honrosa del Premio Municipal de Santiago 2001.

Escenario de guerra cuenta la historia de una chica de nueve años que crece dentro de un ambiente hostil y en una familia con muchos problemas por diversos motivos.

Su padre todavía está capturado en su memoria de la guerra y sufre mucho por la guerra, que para él nunca va a terminar. La madre de Tamara se entrega a otros hombres en presencia de Tamara, que también marca mucho a su personalidad. Tamara empieza a construir su propio universo y todo eso juega un papel muy importante en su desarollo como mujer adulta y su manera de entender el mundo y su manera de vivir su vida.

Andrea Jeftanovic usa muchísimas metáforas y frases cortas que complica mucho la lectura. Pero las metáforas además enfatizan bastante el tema de la obra y la situación en muchas familias de esta época.

Es una historia emocionante y muchas veces tan fuerte que al leerla se me puso la piel de gallina. Por ejemplo en el pasaje cuando la hija tiene la menstruación por primera vez y el padre la rechaza porque relaciona la sangre con la guerra y la violencia. Se trata de una guerra doble, externa, real, e interna, entre el padre y la hija, en la que ésta pierde y fracasa.

Algunos de los temas más profundos de la novela es el trauma y el intento de superarlo. Tamara hace un viaje para encontrar más detalles sobre su padre y su pasado. Siempre han vivido en silencio y por eso siempre faltaba una parte de su identidad. Entonces podemos decir que el viaje es una búsqueda de la identidad.