Mi búsqueda en google: Oraciones Subordinadas inurl:elpais.com
Lo que he encontrado fue una columna de Juan José Millán sobre las oraciones.
Esta columna fue muy interesante y además muy irónica, porque el cronista se burla un poco de las deportistas, sobre todo de los futbolistas de Real Madrid.
Aquí os pongo el artículo para que lo podáis leer, si os apetece.
Ahora mismo estoy escribiendo una oración compuesta que tendrá dos o tres subordinadas en función de lo que quiera decir o de lo que desee alargarme. Punto y seguido. Ahí está la oración, que ha quedado de este modo: "Ahora mismo estoy escribiendo una oración compuesta que tendrá dos o tres subordinadas en función de lo que quiera decir o de lo que desee alargarme". Para pronunciar o escribir una frase tan tonta es necesaria, sin embargo, una competencia lingüística notable. No somos conscientes de la cantidad de recursos gramaticales que utilizamos al cabo del día en la comunicación con nosotros mismos o con los demás. Para pedir a nuestros hijos que estudien o que no vuelvan tarde a casa el sábado por la noche, ponemos en pie todo un edificio verbal con más complejidades arquitectónicas y emocionales que un rascacielos.
No sé mucho de fútbol, pero me parece que llevar el balón desde una portería a la contraria e introducirlo entre sus palos se parece mucho al proceso de construcción de una oración compleja. Cuanto más larga es la frase (o la jugada), más necesarias son las emociones y las reglas sintácticas. No basta con elegir bien los sustantivos y los adjetivos. Las conjunciones y las preposiciones, pese a su aparente modestia, son piezas tan esenciales como la rótula en la pierna o el codo en el brazo. Una oración bien construida es un cuerpo lleno de huesecillos gramaticales que el hablante no necesita conocer para que funcionen como Dios manda. Tampoco estamos pendientes de la concordancia, pero nadie, excepto un entrenador de fútbol extranjero, diría que "las jugador está enfada porque no cobraría el nómina de la mes".
El problema del Real Madrid es que ha perdido competencia lingüística. Tiene excelentes sustantivos y adjetivos, sí, pero le faltan conjunciones y preposiciones, que es lo mismo que poseer una hermosa puerta con su quicio, pero carecer de bisagras para su articulación. Los jugadores del Madrid saben dar puntapiés, es decir, saben pronunciar palabras aisladas, pero no logran que los puntapiés de unos concuerden con los de los otros para hilar una frase. No necesitan un entrenador, necesitan un gramático y quizá un logopeda.
A mí, también me parece bastante lógico, que toda gente sepa usar su lengua materna, sin dudas. Sobre todo si esas personas son conocidas y aparecen en los medios. Para mí sobre todo esas personas tendrían ser un ejemplo a seguir.
Pero bueno, la verdad es que el uso de las oraciones subordinas me parece muy difícil. Sobre todo por los modos diferentes. Como hemos visto en clase hay muchos grupos de verbos. El uso depende de la interpretación y sobre todo de los rasgos.
De todos modos es una cuestión de cantidad de práctica.
Después de leer este artículo además ncontré otro sobre el nivel lingüistíco y las dificultades de los que carecen de competencias báscias: http://elpais.com/elpais/2013/05/28/opinion/1369755722_553660.html
Este artículo toma la educación como tema en cuestión y muestra razones posibles por el nivel bajo de los alumnos. Una de las razones mencionadas sea, según el autor el uso de las oraciones compuestas en vez de usar oraciones principales. O más bien, las dificultades en general con las expresiones etc.
Aquí os adjunto un fragmento del artículo:
Un ejemplo puede ilustrar lo que queremos decir. En el currículo de lengua de la LOE se hacía un gran esfuerzo para proponer unos contenidos dirigidos predominantemente a alcanzar unas capacidades o competencias de uso, de comprensión y de expresión, que además es lo que se evalúa en las pruebas PISA. En esa línea, en 3º y 4º de ESO se proponía realizar trasformaciones de distinto tipo, entre ellas sustituciones de sustantivos o de adverbios por oraciones subordinadas (espero tu visita; espero que me visites, vengas a verme…; lo hice por convicción; lo hice porque estaba convencido), con objeto de practicar y comprobar las posibilidades expresivas que supone la equivalencia entre las funciones de las palabras en la oración simple y las oraciones subordinadas. En ningún caso se proponía el estudio sistemático de la subordinación de oraciones. Pues bien, cuando cayeron en mis manos los primeros manuales de 3º revisados de acuerdo con este currículo, casi me desmayo al ver que se dedicaban ¡dos lecciones completas a un desarrollo teórico y sistemático de la subordinación entre oraciones!, algo en mi opinión fuera de lugar para la inmensa mayoría de los alumnos de estos niveles, a los que resulta inútil intentar enseñarlo, quitando además mucho tiempo que se podría y debería dedicar a actividades de uso, de comprensión y expresión.
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